viernes, 11 de marzo de 2011


Lectura Veloz, curso
Debemos aprender a presentarnos como lectores entre gente que dice leer. El problema es cómo hacerlo, sin tener que gastar nuestra vida en ese penoso ejercicio.
Comencemos por lo más fácil: el "best-seller". Libro indiscutido a nivel de lectores no comprometidos. Todo el mundo afirma que es bueno. Todos, menos los intelectuales para quienes es el peor libro que se ha escrito. El solo hecho de haber logrado popularidad ya lo descalifica. Es obvio que si les gusta a todos, todos no son cultos.
No hace falta leerlo. Todas las revistas y diarios publican crónicas sobre el "best-seller" Es mucho más fácil leer una o dos crónicas (más pueden llegar a confundirnos) que leer el libro. Además, tengamos la confianza de que un día lo conoceremos íntegro a través del cine y más tarde de la televisión. La prueba más evidente de esto es que el libro más leído del mundo es la Biblia. Libro que finalmente todos hemos conocido gracias al cinemascope. Lo mismo puede decirse de Romeo y Julieta, Otelo, Los tres mosqueteros y de la obra cumbre de la literatura española: El Quijote, que todos conocimos en la versión cinematográfica que hicieron los rusos.
Pero ¿qué ocurre tanto con el best-seller como con cualquier otro libro, si alguien nos lo comenta antes de haber podido adquirir información por una vía tolerable? Si tal inoportuno aparece, no hay que vacilar, se les responde con seguridad y entusiasmo: lo mejor es el tercer capítulo. Nadie recuerda cuál es el tercer capítulo. Una vez desconcertado el interlocutor con este tipo de precisiones, sin darle tiempo a reaccionar, arremeta con frases como éstas: " Creo que estructuralmente la novela no responde a las motivaciones del protagonista, esto aceptando que se puede hablar de la existencia de una estructura". No pierda la conducción del diálogo, interpélelo como si le interesara extraer su opinión: "¿Cómo calificaría usted la realidad que plantea la obra?" Su afirmación y su pregunta sirven para cualquier novela.
A esta altura ya tiene a su interlocutor rindiendo examen y tratando de buscar una respuesta inteligente. El problema, a partir de este instante, es de él.
Cualquiera que sea la respuesta, adhiérase con entusiasmo y pase a hablar del libro qeu usted ha leído. Había olvidado decirles que es necesario por lo menos haber leído un libro.
En el caso de que alguien le comente un clásico, tomar una actitud de rebeldía (siempre respetada y temida), afirmando:  yo sólo leo los modernos. Y viceversa. Dicho esto hay que retirarse, no sea que a alguien se le ocurra hablar de los modernos. O viceversa.
Puede ocurrirnos que el nombre extraño de algún autor nos haga entrar en pánico y la situación no nos permita aplicar nuestras estratagemas. En ese caso hay que afirmar: " A fulano no lo leo porque me aburre".
Y valga una digresión: revelar aburrimiento significa que poco o nada es capaz de complacernos, implica una superioridad frente a quien obligatoriamente debería divertirnos con su talento, revela falta de prejuicios para con los intocables y consecuentemente, autoridad, seguridad en nosotros mismos, libertad de juicio, no compromiso, desafío al orden establecido, insatisfacción, pérdida de capacidad de asombro por agotamiento de todo lo que sea capaz de asombrarnos, estar de vuelta y muchas otras actitudes displicentes.

Piensen ustedes qué cantidad de cosas dejaremos traslucir si decimos que un autor importante nos aburre, pero aún más, podemos llegar al límite de la sofisticación intelectual, si afirmamos que leemos a determinados autores precisamente porque tienen la virtud de aburrirnos.
Esto significa una verdadera toma de posición intelectual, filosófica, frente a la vida. Es la posición de quien puesto frente al inevitable aburrimiento del mundo caótico en el que nos toca vivir, lejos de balar contra el aburrimiento, la soledad, la incomunicación, asimila todo esto como quien sorbe con una pajita de refresco el caos y el absurdo. Si algunos intelectuales viven la pesadilla de estar parados sobre el caos y no sobre el cosmos, usted no se pare sobre el cosmos, porque va a parecer antiguo; siéntese sobre el caos como quien se sienta en un "water-closed".
Volvamos a la lectura. Puede ocurrir que un día usted necesite invitar intelectualmente a su casa, o lo que es peor, que un día invite gente a su casa y se le cuele un intelectual. Tenga en cuenta que los intelectuales husmean las bibliotecas. El ideal es no tener biblioteca. Deslice la información de que "la tenemos en el Estudio", " que está embalada en el sótano porque los libros ya no nos dejaban caminar". En el caso de optar por tener biblioteca no se le ocurra tener colecciones de "obras completas". ¿Quién va a creer que usted ha leído las obras completas de Balzac o de Marx? La gente lee libros no obras completas. Si Lenín hubiera leído las obras completas de Marx, no le hubiera quedado tiempo para hacer la revolución. Es más, se puede sostener que Marx era un antirrevolucionario, él sabía mejor que nadie que a cualquiera dispuesto a leer con seriedad sus doce tomos, al llegar a la última página ya se le habrían ido las ganas, el tiempo y la edad para hacer una revolución. Una trampa más de la dialéctica marxista.
Digamos, en cambio, que todos los que escribieron muchos tomos y pertenecen a las áreas cultas de la humanidad, nos servirán magníficamente bien para citarlos en la discusión. Es decir, cuando tengamos que argumentar y queramos robustecer lo que estamos afirmando, nunca digamos que son palabras nuestras, pongámoslas en boca de Kant, Hegel, Marx, Theilard de Chardín, etc.
A cualquier autor-filosófico que haya escrito más de cinco tomos se le puede adjudicar cualquier frase.

del libro: Como parecer culto y poder alternar con los intelectuales.
del autor argentino: Raúl Urtizberea.

1 comentario:

  1. En serio no lo escribiste vos?
    te estaba por proponer matrimonio...asi es el hombre ideal para mi...
    bueno, una pena...

    Superado el shock de saber que no eras quien escribio este fascinante articulo,de todas formas te felicito por seleccionarlo y acercarnoslo.
    Es obvio que si lo elegiste pensas parecido,asi que sigo eligiendote como amigo,claro.
    en todo caso, no me des bola...tuve una noche pesima soñando con tsunamis de libros que me rompian la cabeza y terremotos de bibliotecas con patas que me aplastaban y me quedaba con un tomo pesado sobre la cabeza,lo que me produjo una jaqueca que ya remediare leyendo algun best seller o masticando un chicle.
    besos!!!!!!!

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