lunes, 20 de junio de 2011

Peatón diga No


Salir, el viento arriba, cualquier mañana de estas
Al día trepidante, izando la paciencia,
Insistiendo en los sueños que no se dan y huyen
Locamente delante de nuestra suerte perra;
Salir, ya maltratado por los informativos
Y con el diario en llamas por la chispa de América
-corriendo hacia lo de uno urgentemente solo-,
es un fulero asunto, una ronca vergüenza
escondida en el fondo del manso portafolios,
esa tonta mochila del peatón sin tregua.


Yo peatón, me digo con el pecho golpeado
Por las humillaciones sucesivas del día,
Digo que yo me digo: hay que hacer algo, viejo,
Antes de que venga el cáncer y te deje en la vía;
Hay que hacer algo y pronto y aquí, sin ir más lejos,
Hacer, no sé qué cornos, empezar la podrida,
Porque yo ya no llego ni con la lengua afuera
Si no empiezo esta cosa de enderezar la vida,
¡Aquí y ahora mismo!, digo, sin dar más vueltas,
Asumiendo la bronca feroz de cada día.


¿Qué hacer? ¿ Qué hacer hermano, debajo de la lluvia?
¿Debajo del cemento, donde un perro agoniza?
¿ Debajo del gobierno, inerme y ciudadano,
Yugando bajo el peso de sus grandes mentiras?

¿Qué hacer?¿ Qué hacer, hermano, lacerado de afiches
¿Dónde la Coca Cola se mata de risa?
Hay que encontrar la forma de dárselas con todo
Por que a mí no me arreglan ya con otra aspirina;
 
Pero, ¿qué hacer, hermano, debajo de la lluvia
¿Cómo un desopilante inspector de cornisas?


Yo peatón, culpable de ser la muchedumbre,
Yo mismísima culpa, ¡no compro mas tranvías!
Digo no. NO y a muerte. ¡No redondo y en seco!
¡Y para todo el viaje digo un No cañonazo!
¡ Un No en la plena jeta del mercader de Patria!
¡ NO ¡ ¡ Hasta qué yo tenga las treinta y tres de mano!


¿ Se da cuenta, compadre? Era simple la cosa.
Como dicen los bolches: la libertad se ejerce.
Ya tengo la precisa. Digo No, simplemente,
Y SE LES VIENE ABAJO TODA LA ESTANTERÍA.
 
Pruebe, compadre, empiece por los No más pequeños,
No a la pequeña burla que casi ni se siente,
Diga No a los legales prósperamente oscuros,
A las fotonovelas, al cantante epiléptico;
No al opio venenoso de la TV y la Radio.
Diga No. Es una Bomba: ¡ y con la mecha ardiendo!

Dígalos en todas partes, en su casa, en la feria,
En la calle, en los trenes, en la cancha, en el viento;
Y lúzcalo orgulloso como un pañuelo nuevo,
 
Después, vaya subiendo en grados subversivos
Hasta el no más heroico y de cada momento:
No a las persecuciones, a la atroz carestía,
A los golpes rengos;
No a los Yanquis en Cuba ( o en cualquier otra parte)
No a la guerra asesina en Vietnam, por ejemplo,
A que humillen la sangre como en Santo Domingo
Sumando nuestra sangre a sumados ejércitos;
Diga no sin tapujos allí donde se le cuadre
Hasta que se propague por el país entero
Un No como una casa, grande como una casa
Donde un día podamos alojar nuestros sueños.


Pero si acaso siente por el aire un sonido
Como de pueblo andando caudal en su torrente,
Si fueran a buscarlo los compañeros río
Para Jordán y limo de sus hondas vertientes,
Empínese en la honra de la Patria que amamos
Y salga a decir Sí,
Sencillamente.

Armando Tejada Gómez - Mendocino - Argentino

sábado, 30 de abril de 2011


 
El Amor - Eduardo Galeano - Memorias del fuego I. - Los Nacimientos.

En la selva amazónica, la primera mujer y el primer hombre se miraron con curiosidad. Era raro lo que tenían entre las piernas.

- Te han cortado?- preguntó el hombre.
- No-dijo ella-. Siempre he sido asi.

El la examinó de cerca. Se rascó la cabeza. Allí había una llaga abierta.
Dijo:

- No comas yuca, ni plátanos, ni ninguna fruta que se raje al madurar. Yo te curaré. Echate en la hamaca y descansá.

Ella obedeció. Con paciencia tragó los menjunjes de hierbas y se dejó aplicar las pomadas y los ungüentos. Tenía que apretar los dientes para no reirse, cuando el le decía:
- No te preocupes.

El juego le gustaba, aunque ya empezaba a cansarse de vivir en ayunas y tendida en la hamaca. La memoria de las frutas le hacía agua la boca.

Una tarde, el hombre llegó corriendo a través de la floresta. Daba saltos de euforia y gritaba:
- Lo encontré! Lo encontré!

Acababa de ver al mono curando a la mona en la copa de un árbol.
- Es asi -dijo el hombre, aproximándose a la mujer.

Cuando terminó el largo abrazo, un aroma espeso, de flores y frutas, invadió el aire. De los cuerpos, que yacían juntos, se desdprendían vapores y fulgores jamás vistos, y era tanta su hermosura que se morían de vergüenza los soles y los dioses.

lunes, 25 de abril de 2011

Táctica y Estrategia - Mario Benedetti

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
 

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
 

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
 

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
 

no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple


mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites

viernes, 11 de marzo de 2011


Lectura Veloz, curso
Debemos aprender a presentarnos como lectores entre gente que dice leer. El problema es cómo hacerlo, sin tener que gastar nuestra vida en ese penoso ejercicio.
Comencemos por lo más fácil: el "best-seller". Libro indiscutido a nivel de lectores no comprometidos. Todo el mundo afirma que es bueno. Todos, menos los intelectuales para quienes es el peor libro que se ha escrito. El solo hecho de haber logrado popularidad ya lo descalifica. Es obvio que si les gusta a todos, todos no son cultos.
No hace falta leerlo. Todas las revistas y diarios publican crónicas sobre el "best-seller" Es mucho más fácil leer una o dos crónicas (más pueden llegar a confundirnos) que leer el libro. Además, tengamos la confianza de que un día lo conoceremos íntegro a través del cine y más tarde de la televisión. La prueba más evidente de esto es que el libro más leído del mundo es la Biblia. Libro que finalmente todos hemos conocido gracias al cinemascope. Lo mismo puede decirse de Romeo y Julieta, Otelo, Los tres mosqueteros y de la obra cumbre de la literatura española: El Quijote, que todos conocimos en la versión cinematográfica que hicieron los rusos.
Pero ¿qué ocurre tanto con el best-seller como con cualquier otro libro, si alguien nos lo comenta antes de haber podido adquirir información por una vía tolerable? Si tal inoportuno aparece, no hay que vacilar, se les responde con seguridad y entusiasmo: lo mejor es el tercer capítulo. Nadie recuerda cuál es el tercer capítulo. Una vez desconcertado el interlocutor con este tipo de precisiones, sin darle tiempo a reaccionar, arremeta con frases como éstas: " Creo que estructuralmente la novela no responde a las motivaciones del protagonista, esto aceptando que se puede hablar de la existencia de una estructura". No pierda la conducción del diálogo, interpélelo como si le interesara extraer su opinión: "¿Cómo calificaría usted la realidad que plantea la obra?" Su afirmación y su pregunta sirven para cualquier novela.
A esta altura ya tiene a su interlocutor rindiendo examen y tratando de buscar una respuesta inteligente. El problema, a partir de este instante, es de él.
Cualquiera que sea la respuesta, adhiérase con entusiasmo y pase a hablar del libro qeu usted ha leído. Había olvidado decirles que es necesario por lo menos haber leído un libro.
En el caso de que alguien le comente un clásico, tomar una actitud de rebeldía (siempre respetada y temida), afirmando:  yo sólo leo los modernos. Y viceversa. Dicho esto hay que retirarse, no sea que a alguien se le ocurra hablar de los modernos. O viceversa.
Puede ocurrirnos que el nombre extraño de algún autor nos haga entrar en pánico y la situación no nos permita aplicar nuestras estratagemas. En ese caso hay que afirmar: " A fulano no lo leo porque me aburre".
Y valga una digresión: revelar aburrimiento significa que poco o nada es capaz de complacernos, implica una superioridad frente a quien obligatoriamente debería divertirnos con su talento, revela falta de prejuicios para con los intocables y consecuentemente, autoridad, seguridad en nosotros mismos, libertad de juicio, no compromiso, desafío al orden establecido, insatisfacción, pérdida de capacidad de asombro por agotamiento de todo lo que sea capaz de asombrarnos, estar de vuelta y muchas otras actitudes displicentes.

Piensen ustedes qué cantidad de cosas dejaremos traslucir si decimos que un autor importante nos aburre, pero aún más, podemos llegar al límite de la sofisticación intelectual, si afirmamos que leemos a determinados autores precisamente porque tienen la virtud de aburrirnos.
Esto significa una verdadera toma de posición intelectual, filosófica, frente a la vida. Es la posición de quien puesto frente al inevitable aburrimiento del mundo caótico en el que nos toca vivir, lejos de balar contra el aburrimiento, la soledad, la incomunicación, asimila todo esto como quien sorbe con una pajita de refresco el caos y el absurdo. Si algunos intelectuales viven la pesadilla de estar parados sobre el caos y no sobre el cosmos, usted no se pare sobre el cosmos, porque va a parecer antiguo; siéntese sobre el caos como quien se sienta en un "water-closed".
Volvamos a la lectura. Puede ocurrir que un día usted necesite invitar intelectualmente a su casa, o lo que es peor, que un día invite gente a su casa y se le cuele un intelectual. Tenga en cuenta que los intelectuales husmean las bibliotecas. El ideal es no tener biblioteca. Deslice la información de que "la tenemos en el Estudio", " que está embalada en el sótano porque los libros ya no nos dejaban caminar". En el caso de optar por tener biblioteca no se le ocurra tener colecciones de "obras completas". ¿Quién va a creer que usted ha leído las obras completas de Balzac o de Marx? La gente lee libros no obras completas. Si Lenín hubiera leído las obras completas de Marx, no le hubiera quedado tiempo para hacer la revolución. Es más, se puede sostener que Marx era un antirrevolucionario, él sabía mejor que nadie que a cualquiera dispuesto a leer con seriedad sus doce tomos, al llegar a la última página ya se le habrían ido las ganas, el tiempo y la edad para hacer una revolución. Una trampa más de la dialéctica marxista.
Digamos, en cambio, que todos los que escribieron muchos tomos y pertenecen a las áreas cultas de la humanidad, nos servirán magníficamente bien para citarlos en la discusión. Es decir, cuando tengamos que argumentar y queramos robustecer lo que estamos afirmando, nunca digamos que son palabras nuestras, pongámoslas en boca de Kant, Hegel, Marx, Theilard de Chardín, etc.
A cualquier autor-filosófico que haya escrito más de cinco tomos se le puede adjudicar cualquier frase.

del libro: Como parecer culto y poder alternar con los intelectuales.
del autor argentino: Raúl Urtizberea.

jueves, 10 de marzo de 2011

Solo Dios Sabe - Pedro Aznar.

Tal vez no sea eterno
este inmenso amor que te tengo
pregúntale a las estrellas
qué sería de mí sin ellas?
Sólo Dios sabe nuestros destinos...
Si alguna vez te fueras
aún habría primavera
la vida continuaría
pero ya sin poesía
Dios es quien cruza nuestros caminos...
Si alguna vez te fueras
aún habría primavera
el mundo no muestra nada
a unos ojos sin mirada
sólo Dios sabe nuestros destinos...


Temazo...me eriza.

martes, 11 de enero de 2011

Ved en trono a la noble cultura

¿Qué es la cultura?
Quienes se formulan esta pregunta son unos incultos. Quienes la contestan, unos inseguros de su cultura.
No obstante, esté prevenido, tarde o temprano, tendrá que dar una respuesta. Considero que ésta es la fórmula más conveniente: "Cultura es aquello que nos queda cuando nos hemos olvidado de todo lo que leímos".
Nadie está en condiciones de saber cuánto es lo que hemos tenido que olvidar con esa fórmula, y de paso, se complace a los convencidos de que el único medio de adquirir cultura es leer. A partir de esta definición interpretarán su incultura, como una consecuencia de su asepsia intelectual, como un verdadero esfuerzo por evitar toda tentación de plagio. Se supone que usted lucha contra las sombras de la reminiscencia que tratan de socavar sus pensamientos originales.

¿Cómo hacer para ocultar la ausencia de pensamientos originales?

Lo más eficaz consiste en asumir el papel del escéptico y salir de las preguntas molestas con una respuesta emitida en forma de interrogante y subrayada con una mirada puesta en el infinito: "¿Quién puede saberlo?". Pruebe contestar cualquier pregunta de esta manera y verá que siempre encaja bien. Hasta el caso extremo de que alguien le pregunte: ¿Qué hora es? Si es posible, dígalo en inglés: " Who knows?".

Por otra parte, mantenerse en la definición que les ofrezco, les permitirá mirar con desprecio a quienes piensan exactamente lo contrario, es decir, a aquellos señores cuya cultura consiste precisamente en recordar a su interlocutor todo lo que han leído, ya que no les queda otro camino para demostrar que han leído. Cuando se encuentre frente a uno de estos señores cultos, a la primer frase que le apliquen, desconciértelo con esta observación " Parece que esa frase lo apasiona, siempre se la escucho". Conseguirá turbarlo con el temor de la reiteración e inmediatamente el señor pasará a preocuparse tratando de recordar en qué momento pudo haber repetido esa frase que ha leído el día anterior. No se olvide que un hombre que necesita refugiarse en el caparazón de la cultura es un tímido o, al menos, alguien capaz de conformar una conciencia cultural culpable en la que el "repetirse" asume categoría de pecado.

Raúl Urtizberea - del libro "Como parecer culto y poder alternar con los intelectuales"- Editorial Rayuela, Argentina, 1972

Aquí otra entrega imprescindible para aprender de este muchacho.